Un Verano en Nueba Yol

Un Verano en Nueva Yol

Written by: Roxana Calderón

No todos los veranos en Nueva York son alegres como expresa la canción. Casualmente un verano en la ciudad de los rascacielos fue lo que le cambió la vida, y desde ese entonces  nada ha sido igual. 

A ella un viaje a Nueva York la hizo rebelde, llena de nostalgia y desconectada. Desde que tomó ese avión, su boca se ha llenó de palabras que lleva guardadas en el corazón y que nunca expulsará. Desde que tomó ese avión,  dejó de ser la niña de su madre, para llenar las expectativas de todo lo que quisiesen que ella fuese. Desde que se montó en ese avión, le cambió hasta la sonrisa, dejó de ser luz y por un tiempo se convirtió en sombra.

La mayoría de la gente no sabe cómo es empacar y a los 11años dejarlo todo atrás; muy fácil decirlo, complicarlo hacerlo. Todo cambia y  la gente se vuelve otra en un abrir y cerrar de ojos. Uno aprende a disimular el dolor con una falsa sonrisa, mientras se le disuelve a uno la vida al escuchar la voz de un ser especial por el teléfono y no poder abrazarlo. Uno va creciendo y el otro se va quedando  detrás porque así el tiempo lo dicta, paralelamente avanzando pero en la distancia.

Cuando se mudó a esta jungla de concreto, se volvió  de un hierro solo flexible solo al calor de los de ella porque estaban lejos. Aquí la gente tiene que hacerse invencible a la fuerza, sin importar la edad, uno aprende a cantar y bailar merengues aunque se le esté cayendo de baladas el techo.

Fue justamente en ese verano que aprendió que la frialdad de la gente no tiene límites, que a pesar de la humedad hay gente que lleva tiempo con el alma congelada. El caliente de Nueva York no derrite la cara dura muchos cuerpos sin vida a causa de las tragedias que suceden cuando se está vivo.

Desde que se mudó a los Estados Unidos ha vivido en desunión consigo misma. Aquí aprendió  lo que es extrañar a alguien y evitar comunicarte con ellos para que no se te corte la voz en dos al hablarles, lo que es tener a un ser querido cerca y sentirles extraños a tu vida, por que avanzaron en caminos separados.  Se ha dedicado a bloquear imágenes en su  mente para evitar que la melancolía la abrase y se quede con ella de visita. 

Cuando la enviaron a vivir en esta gran ciudad nadie le dijo que le tocaría empezar de nuevo al mismo tiempo que pasaría por cambios internos, como ir de la pre-adolescencia a la adolescencia. Como que  no era suficiente que ya no viviría con su madre, que le tocaría aprender un nuevo idioma y que enfrentaría cambios socio-culturales y económicos. Nadie le dijo que la gente no era tan alegre como en las películas. Ese verano no supo que era más fuerte, si el calor que la recibió, la lejanía de su familia, su tía o el terror a un futuro desconocido que se apresuraba con muchos signos de interrogación. A pesar de todo ella nunca se quejó.

¿Cómo se recupera lo que se quedó atrás en el pasado? 

¿Cómo pretender ser normal ante tanta separación física y emocional?

¿Cómo pretender estar entero, cuando el va y ven de la vida la hizo crecer a destiempo, descompuesta, llena de cambios y sentimientos inestables y cuestionando su identidad?

Creando memorias para almacenar las viejas en un lugar donde nadie la encuentres. Pensando en lo mucho que los ama y en lo sola que se siente, pensando que algún día se irán y no los volverá a ver y en ese preciso momento habrá perdido hasta el privilegio de haber estado con ellos. 

Si hubiese sabido esto, o no hubiese venido, o hubiese venido en invierno. En invierno cuando todo está triste, frio y oscuro como lo que le estaba sucediendo. Salir del trópico pensando que el calor de allá seria como el de aquí,  fue lo más inocentemente estúpido que se le ha ocurrido en la vida.

El verano intenso de la ciudad,  la enseñó a aplicar esa loca teoría de alejarse para que a uno no lo arrope el sufrimiento. Irónicamente  esperando que se abran ventanillas de esperanza para en cada oportunidad ir a visitarlos, sabiendo que llegará en ese mismo viaje el momento de dejarlos.

Un verano en Nueva York la hizo resistente al fuego, cruzar el charco la hizo a prueba de tempestades, INQUEBRANTABLE.

***

Roxana Calderón, autora del libro “La Casa de las Maletas,” es una escritora de sangre caribeña, nacida en los Estados Unidos. Emergente de generación de escritores jóvenes, Roxana posee una habilidad natural e intrínseca  para describir lo que parece irracional para el cerebro y racional para el corazón.



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